El estrés que experimentamos depende del modo en que vemos las cosas y cómo las gestionamos (Jon Kabat-Zinn).
Está comprobado que la práctica de Mindfulness y Autocompasión generan transformaciones medibles en el cerebro, en el funcionamiento mental y en las relaciones interpersonales de los practicantes. Es visible, por ejemplo, que las áreas encargadas del razonamiento, paz y creatividad aumentan su actividad e incluso se ve crecimiento en la corteza cerebral encargada de la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión. ¿Quién no quiere funcionar mentalmente de esta manera y que su equipo de trabajo también lo haga?